Blogia
Parroquia Santa Madre de Dios

Noticias (Varias)

Anglicanos quitan autoridad de nombrar obispos al Premier inglés

Primer Ministro Gordon Brown

.- En un paso hacia una mayor autonomía religiosa, el Sínodo general de la iglesia anglicana de Inglaterra decidió prescindir de la tradicional aprobación del Primer Ministro inglés para el nombramiento de obispos de esta denominación nacida de la separación propiciada por Enrique VIII en 1534.

Siguiendo la tradición establecida por Enrique VIII cuando decidió separar la iglesia de Inglaterra de la Iglesia católica, el sínodo de obispos anglicanos presentaban al Rey dos candidatos, de ente las cuales la corona decidía al elegido para ocupar una sede episcopal.

Cuando Inglaterra se convirtió en monarquía constitucional, la responsabilidad de seleccionar a los obispos de entre la dupla presentada por la "Crown Nominations Commission", recayó sobre el Primer Ministro.

Durante el Sínodo que concluyó la semana pasada, los obispos anglicanos de Inglaterra discutieron si debía primar un modelo de iglesia más desligado del régimen político, o si esta vinculación debía mantenerse para preservar la identidad de "iglesia de Inglaterra" como completamente distinta de la Iglesia católica romana.

En el debate terminó primando la convicción de la necesidad de recuperar autonomía del estado para asegurar una dimensión espiritual más clara.

Piden 1.2 millones de euros para liberar al Arzobispo de Mosul

Mons. Paulos Faraj Rahho

.- La fundación Mensajeros de la Paz informó que los captores de Mons. Paulos Faraj Rahho, Arzobispo de Mosul, están exigiendo 1.2 millones de euros para liberar al prelado iraquí secuestrado el viernes pasado.

El presidente y fundador de Mensajeros de la Paz, Padre Ángel García, ha manifestado desde Kurdistán su esperanza de que los secuestradores renuncien al rescate solicitado, y "liberen por motivos humanitarios al Arzobispo de Mosul, un hombre de fe, no de política, que además está enfermo".

También pidió desde Irak "que los gobiernos, instituciones religiosas y conferencias episcopales de todo el mundo, se manifiesten, siguiendo el llamamiento del Papa Benedicto XVI, y soliciten la inmediata liberación de Mons. Rahho".

Según informó la fundación, el sacerdote colabora en la finalización del secuestro del Arzobispo de Mosul y en los próximos días llegará a España con cinco niños iraquíes enfermos para ser tratados en el país.

El Padre García acompañó a los familiares de los tres jóvenes asesinados durante el secuestro de Mons. Rahho, quien además es su amigo personal. En marzo del año 2005, el Arzobispo visitó España invitado por el sacerdote para hacer un llamamiento por la paz y reconciliación de su pueblo. En ese viaje fue tratado de la cardiopatía que padecía.

Libro de Firmas

 Entra a nuestro Libro de Firmas

Firmar el Libro de visitasVer libro de visitas

Cómo encontrar a Dios en los «blogs»

Entrevista con el padre Antonio Spadaro, SJ

ROMA, domingo, 30 abril 2006 (ZENIT.org).- El padre Antonio Spadaro, SJ, redactor de la revista italiana «La Civiltà Cattolica», acaba de publicar el libro «Conexiones, nuevas formas de la cultura en tiempos de Internet» --«Connessioni, Nuove Forme della cultura al tempo di internet» (Pardes Edizioni).

En el prólogo, Xavier Debanne, directivo de Siemens Informatica S.A, y profesor del Centro Interdisciplinar de Comunicación Social de la Universidad Pontificia Gregoriana de 2002 a 2004, escribe que el libro del padre Spadaro «anima a reflexionar sobre la fenomenología del encuentro con Internet, en cuanto lugar frecuentado por millones de personas cada día, espacio que nadie posee y que favorece las conexiones».

«Este espacio se ha convertido en un ambiente cultural y educativo, frecuentado por millones de personas, creyentes o no, y es para la Iglesia una formidable oportunidad de comunicación, porque permite multiplicar los enlaces, ya sean conexiones personales o la creación de nuevas formas de agrupamiento social», afirma Debanne.

En esta entrevista concedida a Zenit el padre Antonio Spadaro explica la influencia que la red, y en particular los «blogs» (o bitácoras) ejercen en la cultura y en el modo de vivir la religión, abriendo espacios antes inexistentes de diálogo interreligioso y teológico.

--¿Está Dios en los blogs? ¿Qué hay que hacer para encontrarlo?

--Padre Spadaro: En Internet se nota un aumento de necesidades religiosas. En mi libro hablo sobre el fenómeno, hago notar sus riesgos (pienso, por ejemplo en las llamadas «ciberreligiones» y las sectas), pero sobre todo trato de señalar los desafíos que hay que mirar con optimismo y discernimiento: la respuesta a las necesidades religiosas más auténticas. El «blog», término nacido de la contracción de dos palabras inglesas, web y log (diario), es una de las realidades más interesantes de la Red. Es un «diario en la Red». Quien tiene uno, escribe cada día pensamientos, ideas, notas, pero también auténticas y extensas reflexiones, incluso muy lúcidas. Cada «blog» está unido a otros «blogs» y todos juntos constituyen un verdadero sistema, definido por lo común como «blogsfera».

¿Existe Dios en estos mundos de los diarios en red? Aunque el dato sea muy relativo, hay cerca de 130 millones de páginas web en las que aparecen juntas las palabras «God» (Dios, en inglés) y «blog». Si buscamos «blogs» religiosos en la web mundial observamos un aumento continuo de presencias. No faltan ideas estimulantes. La revista «Christianity today» habla de una verdadera «revolución teoblógica» y de «blogsfera cristiana». Es muy variada e incluye espacios de reflexión y debate teológico entre estudiantes, «blogs» ligados a revistas cristianas, espacios personales, incluso de pastores y sacerdotes de inspiración religiosa.

--¿Es posible recorrer un camino espiritual en red?

--Padre Spadaro: El hombre en búsqueda de Dios hoy se pone también frente a una pantalla e inicia una navegación. Queda el riesgo de hacerse la ilusión de que lo sagrado y lo religioso está al alcance del «ratón»: basta un clic para pasar de un sitio de neobrujería al de una aparición mariana, o de un templo neopagano a un sitio de cristianos tradicionalistas. La red, por el hecho de que contiene de todo, puede compararse a una especie de gran supermercado de lo religioso. La Iglesia en cambio no es nunca un «producto» de la comunicación.

La fe, además, no está hecha sólo de información ni es lugar de mera transmisión, es decir no es sólo una emisora. Y, sin embargo, al observar esta proliferación de lo religioso en la red es posible hacerse una idea de la necesidad profunda de Dios que agita el corazón humano, siempre vivido de manera a menudo alienante y distorsionada. Darse cuenta de estas exigencias significa aprender a moverse en este ambiente digital de manera apropiada, proponiendo iniciativas adecuadas: la posibilidad de un diálogo espiritual, de tener puntos de meditación publicados de manera periódica, o enviados vía correo electrónico, y otras iniciativas.

--¿La falta de una relación que no sea virtual no es un límite grave?

--Padre Spadaro: El motivo que impulsa a entablar relaciones en red depende del tipo de relación que se crea. Presenta a la vez elementos contradictorios. En sí mismo es anónimo e impersonal, ya que cada uno puede hacer creer lo que no es en cuanto a edad, sexo, profesión, expresándose sin los límites que da la propia identidad pública. En la red, se dialoga como «aquél que uno quiere ser». Precisamente por esto el diálogo es también muy confidencial porque permite decir de sí mismo cosas que de otro modo una persona difícilmente diría en su papel cotidiano. Se puede dar una apertura completa y un gran nivel de autenticidad pero, por otra parte, se puede también caer en una espontaneidad sin límites y sin pudor. El ciberespacio es un lugar emotivamente caliente y no álgidamente tecnológico, como podría pensarse.

La relación en la red por tanto puede ser anónima pero también extremamente «verdadera». Sin embargo, siempre hay que recordar que la Iglesia es espacio de comunicación y testimonio vivido del mensaje que se anuncia. Las relaciones en la red en cambio corren el riesgo de acostumbrar a la inutilidad de la mediación, encarnada en un cierto momento o lugar y, por tanto, a la inutilidad del testimonio y la comunicación con autoridad. Benedicto XVI lo subrayó recientemente: se debe «lamentablemente constatar que no siempre hoy las nuevas tecnologías y los medios de comunicación favorecen las relaciones personales» (Discurso al encuentro «Univ2006»). Por tanto, la relación en la red hay que considerarla como una oportunidad que hay que acoger con espíritu confiado, pero también de atento discernimiento, en particular, viendo si crea relaciones «verdaderas». Sucede a menudo que, cuando una relación iniciada en la red se hace significativa, luego impulsa al encuentro real. Empieza a no ser raro encontrar personas con dirección espiritual o incluso en camino vocacional que han iniciado su itinerario en red.

-- ¿Es posible llevar a cabo un diálogo teológico?

--Padre Spadaro: Si la red puede ser lugar de diálogo espiritual, también ciertamente puede abrir al diálogo interreligioso y teológico, espacios que antes no existían. La articulación crítica y la mediación del saber de la fe, que es la tarea primera de la teología, se realiza siempre en un contexto de pensamiento, lenguaje, imágenes, cultura y, por tanto, de «comunicación». La red provoca una mutación en el modo de vivir las instancias de comunicación y de comunión. Pensamos en la comunicación constante entre personas que trabajan en una misma idea que, sin embargo, viven en diversas partes del mundo y que no se conocen personalmente. Realizan mutuamente, si entran en una fuerte relación, una especie de «conciencia común». Esto ciertamente tiene repercusiones en el ámbito teológico, tanto más si la comunicación se da entre personas que, por cultura y formación, usan metáforas, imágenes y lenguajes diferentes para hablar de Dios y comunicar la fe. ¿Qué efectos tendrá esto sobre el conocimiento y la comunicación teológica? Es una pregunta que afecta a la teología a varios niveles. Los primeros niveles son ciertamente los del estudio, que usa teorías, modelos, métodos de la ciencia de las comunicaciones capaces de ayudar a la propia reflexión sobre la fe y a la manera de comunicar la teología. Un modelo de teología de la Revelación de tipo «verbal», que encuadra al hombre como «oyente de la Palabra» y, si queremos, el modelo de la antena parabólica apuntada al cielo, o el del hombre-radar, corren el riesgo de no ser tan explícitos como en el pasado. Si antes, el hombre era «visualizable» como un ser en búsqueda de una respuesta a su vida, se le puede enmarcar más bien como una persona en espera de elegir, seleccionar, discernir, ante la respuesta más adecuada y satisfactoria. Debe, en resumen, aprender tanto a buscar como a encontrar. La red ofrece a la teología nuevas oportunidades y, al mismo tiempo, lanza desafíos tanto de tipo metodológico como especulativo.

--En un capítulo, usted habla de la red como modelo de Iglesia, ¿por qué?

--Padre Spadaro: Las relaciones en la red funcionan si las conexiones están siempre activas: en el momento en que un nodo o una conexión se interrumpiera, la información no pasaría y la relación sería imposible. Si se piensa en la vid, en la que por los sarmientos corre la misma savia, nos damos cuenta de que no estamos muy lejos de la imagen de Internet. Por tanto, la red es una imagen de la Iglesia, en la medida en que se la entiende como un cuerpo vivo, si todas sus relaciones internas son vitales.

Por otra parte, la universalidad de la Iglesia y la misión del anuncio «a todas las gentes» refuerzan la percepción de que la red pueda proporcionar un modelo de un cierto valor eclesiológico.

Pero la imagen puede resultar ambigua: la Iglesia no podrá nunca ser entendida únicamente como una «comunidad virtual», ni «reducirse» a una red autorreferencial. La Iglesia no es una red de relaciones inmanentes, sino que tiene siempre un principio y un fundamento «externo». Si las relaciones en red dependen de la presencia y del eficaz funcionamiento de los instrumentos de comunicación, la comunión eclesial es radicalmente un «don» del Espíritu.

El Codigo Da Vinci

El «Evangelio de Judas», una «novedad» que no es tal
Conocido desde hace 1800 años
No, no tendremos que reescribir los orígenes del Cristianismo; y la fe de los creyentes no irá en crisis por la publicación de un fragmento del así llamado "Evangelio de Judas". Para decirlo enseguida, la clamorosa presentación en Washington, delante de la prensa mundial a propósito convocada, es sobre todo una operación económica y, probablemente, también ideológica.

Historia y teología entran allí poco, como mucho entre los especialistas verdaderos ha despertado sólo curiosidad, no han sido, ciertamente, excitados por una "novedad" que no es tal y que, ellos, ya conocían. Quizás desde hace más de 1800 años, visto que hacia el año 180 Ireneo, obispo de Lyon, griego y gran conocedor del Mediano Oriente, compuso su obra Contra las herejías. En ella escribe: "Dicen que Judas conoció todas estas cosas y justo porque sólo él conoció toda la verdad más que los otros apóstoles, ejecutó el misterio de la traición. Presentan estas invenciones llamándole el evangelio de Judas". Los que enseñan así fueron gnósticos pertenecientes a una secta llamada de los "Cainitas", de Caín, venerado junto a la Serpiente que tentó a Eva, a Cam, a los Sodomitas, a Esaú y, también, a Judas. En resumen, todas las figuras negativas de las Escrituras judeo-cristianas. Poniéndose a semejantes maestros, los "Cainitas" justificaban todo género de obscenidad y delitos.

Una operación económica, pues, aquella del jueves 6 de abril, visto que el National Geographic Magazine está entre las revistas más rentables del mundo, con ediciones en muchas lenguas. Su patrocinio de la traducción y la publicación del papiro encontrado entre las arenas egipcias, no es ciertamente desinteresada. Millones de dólares vendrán del aumento de las ventas, de la adquisición del volumen que será propuesto al adquirir el periódico, del documental ya comprado por muchas televisiones. Sin contar la enorme publicidad determinada por el hecho de que los medios de comunicación de cada continente han citado la noticia. No al azar se han elegido, por el lanzamiento, los días que preceden la Semana Santa, cuando en toda la cristiandad resonará el nombre de Judas Iscariote y será más fácil que se hable de su presunto "evangelio". Si es lícito un caso personal: ayer, a lo largo de todo el día he tenido que declinar invitaciones a participar en talk-show’s televisivos sobre este presunto descubrimiento. Y a mi sorpresa ("¿Pero no es la semana después de las elecciones italianas, no se concentrarán en los comentarios?") me replicaban que, sí, la política hará de dueña, pero la inminencia de la Pascua impone de insertar en el palimpsesto algo que la concierne. ¿Por qué, pues, no esta novedad sobre el apóstol que traicionó a Jesús?

Pero el fuerte olor de dinero ha aleteado enseguida alrededor del papiro emergido en los años Setenta del valle del Nilo, uno de los pocos lugares, junto al desierto de Judea, de donde proviene la biblioteca esénica de Qumràn, dónde la aridez del clima permite la conservación de materiales tan frágiles. Ya no estamos en el tiempo en que pastores beduinos cedían a los mercantes de Jerusalén y del Cairo cántaros llenos de manuscritos a cambio de pocas monedas de plata. Las bibliotecas de las universidades europeas, americanas, australianas, y hasta japonesas, se enfrentan en subastas memorables para adquirir jirones de manuscritos de los primeros siglos cristianos. Como ya es costumbre en casos parecidos, no están claras las vicisitudes comerciales de este "evangelio de Judas", pero parece cierto que el largo rollo ha sido cortado en dos. Una parte es la que se presentó en Washington con el máximo clamor, otra parte habrá quedado custodiada en una caja fuerte: su precio es destinado a multiplicarse, visto el interés con que ha sido acogida la primicia.

Operación económica, digo, pero quizás también ideológica. El Código da Vinci de Dan Brown sólo es el ejemplo más afortunado de un filón que, desde hace algún año atrás, parece un río en plena crecida. Una pseudo-historia, una fanta-exégesis estrujan el ojo al lector, reprochándole que uno como él no puede aceptar sin más el cuento de las Iglesias "oficiales" - a empezar de la católica - sobre los orígenes cristianos. Que en absoluto es como lo cuentan desde hace demasiados siglos los curas, que saben la verdad, pero la esconden. Por ejemplo, éstos están dispuestos a recurrir al homicidio antes que a hacer filtrar las "verdaderas" relaciones entre Jesús y Maria de Magdalena, con las consecuencias que ellos han tenido sobre la historia del Occidente. Como se sabe, ésta es la tesis central de Dan Brown, que no ha hecho otro que mezclar los contenidos de un cóctel rancio que ya en el 1988 Umberto Eco puso en burla - tan ferozmente cuánto inútilmente - en su "Péndulo de Foucault".

Si esto, en todo caso, es lo que quiere el mercado, ¿cómo no aprovechar un auténtico "documento secreto", de un trozo de aquellos "evangelios apócrifos" en el que estaría la verdad oculta, para engolosinar las masas, empujándolas a comprar periódicos, libros, ver la película, a lo mejor adquirir camisetas, gorros, llaveros? Los Dan Brown han reconstruido por vosotros la figura "auténtica" de la Magdalena, otros aquella de Pietro, de Simón de Cirene, de Nicodemo, del propio Jesús: aquí tienen ustedes un Judas como no habrían jamás pensado: un amigote, un bienhechor, un privilegiado por Dios, otro que el desgraciado traidor del que les han hablado siempre las iglesias. Papel, más bien papiro, canta....

La instrumentalización ideológica de los restos se ha hecho explícita, en la presentación de Washington, cuando alguien ha dicho que - con el nuevo, benemérito Iscariote - se cortarán las uñas al antisemitismo cristiano. Esto, el periódico católica Avvenire ha comentado, si es verdadero no es otra cosa que "una demencial intención de favorecer el diálogo con el hebraísmo". Demencial no sólo porque el cristianismo siempre ha sabido que, si un apóstol israelita traicionó, los otros once eran israelitas como él, como lo fueron los 72 discípulos y los millares de primeros seguidores. Y muchos de aquellos judíos, hijos de judíos, prefirieron el martirio a la negación. Pero demencial también porque la secta de los "Cainitas", de donde viene el fragmento, consideraba el Dios de los judíos como el Dios malvado, en lucha mortal con aquel bueno, el gnóstico Dios Supremo. Destruir el Jahvé de las Escrituras fue el objetivo final de la historia. Y a Judas había que exaltarlo justo como el campeón atrevido de esta batalla contra el repugnante Demiurgo semítico. Entonces, a pesar de los engañosos guiños al "diálogo", este no podrá poner entre sus textos base el papiro ofrecido a la venta por los editores americanos.

Vittorio Messori, Corriere della Sera, sábado 8 de abril de 2006