Blogia
Parroquia Santa Madre de Dios

Editorial

¿La Comunidad?

Estando en clases el otro dia me hizo pensar por un rato un tema importante para los católicos, que es la comunidad, ya que en relaciones internacionales veiamos la diferencia entre la sociedad internacional y la comunidad internacional.

Si bien en el nuevo testamento tenemos el mejor ejemplo de que es un comunidad cristiana, es sólo el deber-ser de la comunidad en ejercicio, ya que estando en ese nivel de desarrollado es, casi obvio, la forma de actuar basado en el amor fraterno de sus miembros. Pero lo mas dificil de este proceso es la conformación de la comunidad en si, ya que tenemos que considerar un proceso ascendente de una inexistente comunidad  a la comunidad en pleno.

Haciendo un paralelo con lo que estaba viendo, vamos a llamar como "la sociedad" a la inexistencia de comunidad, ya que existen lazos comunes y medios que permiten la unidad, pero medios que son meramente accidentales como un territorio, una creencia, etc. Una sociedad se caracteriza sólo por una suma de partes que conforman una unidad, pero esa unión sólo establece a través de normas.

Mientrás que una comunidad valora mucho la integración de sus miembros y no es una suma de partes, esta integración se realiza por la identificación de los miembros por valores comunes que posee u ofrece esta comunidad, de manera que los individuos se sienten integrados a ella por esto y no por normas y reglamentos que existan.

Al mirar sólo esto (ya que no me quiero extender en demasiado con conceptos), todo grupo cristiano debe aspirar a ser una comunidad cristiana, una comunidad pastoral, una comunidad parroquial. Por lo tanto se debe buscar una unión de valores fundados en los más altos principios cristianos inspirados en las enseñanzas que Cristo para lograr la motivación de las personas y la unión de la comunidad.

Lamentablemente hoy dia en nuestras comunidades y en la sociedad parroquial...

 

                                                                                                          ... Los que somos conscientes de la realidad tenemos una responsabilidad aun mayor que es la de mostrar lo que realmente importa a la Iglesia y dejar en claro que los valores que nos identifican no son algo pasajero o creados por una moda del momento, o tal vez por la simple creencia de una sociedad en donde la Iglesia es sólo uno de los tantos caminos que existen en la vida. La opción radical por Cristo es creer que este es el verdadero camino y reforzamos lo que creemos, creando camino con nuestras comunidades juveniles.

La invitación es ser fuertes en estos valores, en reforzar y volver a reforzar si en necesario el amor a Cristo (y de Cristo hacia nosotros) que es lo único que podemos considerar como verdadero, de esta manera le ganaremos a la desmotivación y llegaremos finalmente a ser una "Gran Comunidad", totalmente integrada y que es capaz de compartir todo lo que poseemos, y practicaremos el amor fraterno.

Amen.

365 dias de Cuasimodo!

 

 

Muy queridísimos hermanos y hermanas en Cristo:  

        Hoy fuimos testigos de la presencia renovadora del Señor en medio de nuestras poblaciones, quizás un Cristo de cuerpo reducido, pero que con entusiasmo igual contagiaba de alegría a quienes lo veían pasar un tanto extrañados. A pesar de la menguada cantidad de fieles, Jesús Sacramentado llego a un gran número de enfermos físicos que sintieron calmados sus dolores gracias a la compañía de nuestro buen amigo y pastor, Jesucristo.¿Pero esta hermosa misión solo debe realizarse en una fecha determinada, un solo domingo? Lamentablemente es así, y mas doloroso es aun darnos cuenta que ni siquiera para esta fecha nuestros jóvenes, “comprometidos” con el anuncio de la Buena Nueva, participan activamente en este camino donde se siembra esperanza. Pareciera que se nos olvida que nuestro Señor no solo resucita en Pascua, es cierto que en el tiempo pascual celebramos ese acontecimiento, pero El renace y nos regala la eternidad todos los días, especialmente los domingos, cuando celebramos la Eucaristía. Es entonces esta fecha tan emotiva para nuestros hermanos y hermanas enfermos, un llamado de atención para los que confiamos en el amor de Dios, para los que nos autodenominamos católicos “a nuestra manera”, que vivimos la eucaristía, pero olvidamos la misa, llegando a nuestras casas a encerrarnos en nuestras habitaciones como si buscáramos resguardar el mensaje de Cristo ante los dolores, y errores del mundo. ¡Hermanos! La palabra nunca pasara, no temamos entregarla a quienes no la conocen, no seamos egoístas con aquel tesoro que se nos ha sido regalado, compartamos el amor infinito de nuestro Padre. Con un gesto simple, una sonrisa, una palabra de preocupación y cariño, una caricia, un tiempo para escuchar los pensamientos que aquejan a quienes nos rodean… no seamos mezquinos con los regalos que Dios nos entrega… Quien mucho da, mucho recibe.